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Un cable submarino de Santa Pola a Tabarca

Mayo de 1969 vino cargado de noticias para Nueva Tabarca. Ya con fecha 1 de mayo, leemos en la página 3 de la sección "Diario de Alicante" del Diario La Verdad el titular El Plan Especial de Tabarca, programado para este año, y añadía a continuación Ayer, el Pleno acordó comprar en la isla más de 37.000 metros cuadrados, por millón y medio de pesetas. Una gran fotografía de Ángel García, que ilustraba el lamentable estado de la población insular alicantina, contenía el siguiente pie: A Tabarca le ha llegado su hora: con carácter urgente, se ha programado para el presente año la redacción de un plan especial para la isla.

Diario La Verdad (sección "Diario de Alicante"), 1 de mayo de 1969, página 3
(Foto: Ángel García. Archivo Histórico Provincial de Alicante)

La noticia se completaba con el siguiente texto:
El Ayuntamiento adquirirá nueve parcelas en la isla de Tabarca, con una superficie total de 37.745,50 metros cuadrados, a razón de 40 pesetas el metro, por un importe de 1.509.820 pesetas y con destino a la formación de un plan especial de ordenación de la isla. Dicho plan especial está programado para este año y con carácter urgente.

La única duda que le asaltó ayer al pleno municipal fue la siguiente: "¿quién será su acreedor?; ¿a quién hay que pagarle ese millón y medio de pesetas...?". La duda se refiere —según lo expresado ayer— al organismo que ostenta la propiedad de los terrenos: si acaso es el Ministerio de Hacienda o el del Ejército.

Pero las buenas noticias no habían hecho más que empezar, pues al día siguiente, 2 de mayo de 1969, en el mismo medio y sección, se continuaban en las páginas 3 y 4, de la mano del periodista José Luis Costa y con fotografías de Ángel García. Venían precedidas de los siguientes titulares:

Diario La Verdad (sección "Diario de Alicante"), 2 de mayo de 1969, página 3
(Archivo Histórico Provincial de Alicante)

Este pequeño cuadro de texto da paso al cuerpo del artículo:
Ya ha sonado la hora de Tabarca. Ayer informábamos sobre la adquisición de terrenos en la isla para trazar un plan de ordenación. Y hay otra noticia más: Tabarca va a tener agua —y quizá luz y gas también— dentro de pocos meses, a juzgar por el proyecto municipal de trasladar los fluidos por cables submarinos desde tierra, concretamente, desde Santa Pola.


El cable submarino que se piensa instalar, será el primero que haya en España de esas características especiales: ni metálico ni con empalmes; será de polietileno, un material especial aislante del medio marino, de las diferencias de temperatura, y de todos los peligros y roturas imaginables. Cuatro kilómetros y medio de cable submarino, a instalar con un método revolucionario en nuestro país:
El cable de polietileno es de una sola pieza; desde tierra, se coloca en unas poleas a bordo de una embarcación. Luego, desde esa nave, con una excavadora especial, se va horadando una especie de surco en el fondo marino; la misma excavadora, por un orificio, va depositando el cable en el surco abierto. Con el mismo movimiento que la máquina provoca en el agua, la tierra removida antes vuelve a su posición primaria, con lo que el surco queda tapado.


Se puede llevar todo

Esto nos lo informaba el señor Picó Brotons, agente de la empresa que ha presentado al Ayuntamiento alicantino el único proyecto oficial y viable para esta obra en Tabarca. El señor Picó, exalcalde de Jijona, está en contacto con la compañía alemana encargada de la fabricación de estas tuberías especiales.

—¿Qué puede llevarse en estos cables submarinos?
—Prácticamente de todo. A Tabarca podemos llevar agua, y también luz y gas. Lo que haga falta.

—Pero en las aguas de nuestra costa, de Santa Pola a Tabarca, no hay mucha profundidad. ¿Cómo se salvará el peligro que supone para este tipo de cables la pesca de arrastre?
—No es un problema de ninguna clase. Como el cable es de material especial y de una sola pieza, sin empalmes, no existe peligro de roturas o enganches. Es cierto que la profundidad mayor que vamos a encontrar va a ser de 71 metros. Ya tenemos estudiadas esas aguas palmo a palmo.

—Tabarca tiene una población escasa, pero puede que haya una promoción turística fuerte en el futuro. ¿Se ha pensado también en eso?
—Desde luego. El agua, y quizá el fluido eléctrico que también llevemos, será suficiente para una población de cuatro mil personas.

—¿Cuánto dinero costará esta obra?
—Aún no tenemos trazado definitivamente el presupuesto. En cuanto lo tengamos, que será dentro de breves días, lo presentaremos al Ayuntamiento para que lo estudien.

—Pero, ¿será muy caro?
—Todos temen eso: que resulte caro porque es un sistema nuevo, y eso siempre impone. Pero he de decir que no va a ser elevado el presupuesto, ni mucho menos. Es un sistema práctico, funcional y revolucionario si usted quiere, pero no caro.


El primero de España

—¿Se ha instalado algún cable submarino de este tipo en nuestro país?
—Hasta ahora no. El de Santa Pola-Tabarca sería el primero. Actualmente, la empresa alemana fabricante ha montado un tendido similar en las costas de Alaska y Canadá. Ya existen también en otros países importantes del mundo.

El empleo del plástico para estas tuberías resulta, sin duda, revolucionario. Bien que este material tiene sus enemigos tradicionales, pero no hay que dejar de reconocer que el material plástico ha revolucionado la industria en los últimos decenios. Concretamente, estos tubos de polietileno pesan poco, son muy fáciles de transportar, resisten de forma extraordinaria a los ataques químicos; no pueden insertarse sobre él ningún tipo de parásitos, tienen una gran resistencia a la congelación y gran flexibilidad.

El transporte del cable, fácil como decimos, puede hacerse de muy diversas formas: desde tierra, por medio de barcos con poleas, desde camiones o ferrocarriles en marcha, o por cualquier otro método similar.


—¿Se instala con rapidez?
—Esta es otra de las ventajas. Posiblemente podamos hacer la instalación completa, con empalmes y todos los aditamentos necesarios, en menos de tres meses. En cuanto al tendido propiamente dicho, se puede, incluso, ir a una velocidad de medio kilómetro de cable diario. Y son cuatro kilómetros y medio los que hemos de cubrir.

—Eso en fondo blando; pero, ¿y si se encuentran zona rocosa?
—Operaremos con barrenos eléctricos.

—¿Se harán todos los preparativos desde la superficie?
—No; necesitaremos la intervención de hombres-rana para vigilar y regular las operaciones subacuáticas.

Esta puede ser la solución que Tabarca espera. No sólo agua, sino luz, gas y teléfono es lo que se necesita llevar a la isla. Con todo eso, suficiente para cuatro mil personas, el "boom" turístico y de desarrollo de la isla es prácticamente un hecho consumado. Hoy a algunos les agrada visitar Tabarca, porque con estar sólo a un puñado de millas de Alicante, se encuentran en un rincón apartado, dejado de la mano de la fortuna y el desarrollo del resto de la provincia. Lamentándolo mucho por esos espíritus melancólicos, hay que borrar esa imagen actual de Tabarca.


Hasta aquí el artículo de José Luis Costa, que se completa con un segundo cuadro con el siguiente texto final:
La isla de Tabarca es hoy así; solamente así. Nadie discute las posibilidades turísticas que pueda tener en un futuro si cuenta, claro está, con un servicio suficiente de abastecimiento de aguas y luz, por lo menos. A punto está de conseguir este enclave alicantino esos fluidos, desde la costa de Santa Pola. El panorama de la isla cambiará mucho, quizá totalmente, cuando consiga atraer una verdadera masa turística. Su impresionante y solitaria belleza es, sin embargo, grandemente esperanzadora.

3 comentarios:

  1. Silvia Larrosa6/6/13 00:46

    Me ha encantado esta noticia, me retrae a mis años de infancia

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  2. Hemos encontrado tu blog casualmente, y la verdad es que nos ha gustado todo lo que hemos leido, ya que conocermos y hemos disfrutado algunas veces en Tabarca, un isla única.

    Sería estupendo que Tabarca contara con agua desde Sta. Pola.

    Gracias por compartir.

    Saludos

    Ana y Víctor

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  3. Gracias. A pesar de que la noticia es de 1964, el agua no llegó a Tabarca hasta la década de los 80.

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